El castillo se encuentra en lo alto de un cerro enclavado en la zona arqueológica de Alarcos, perteneciente al municipio de Ciudad Real, en Castilla-La Mancha. Se encuentra próximo al curso del río Guadiana. Junto a las murallas del castillo, que ya existía durante el periodo de dominio musulmán de la zona y que fue conquistado en 1147 por Alfonso VII, se libró a finales de siglo, en 1195, la batalla de Alarcos, que supuso una victoria de las tropas almohades, si bien la fortaleza sería recuperada por los cristianos a comienzos del siglo XIII
La fortificación habría quedado protegida de forma genérica el 22 de abril de 1949, mediante un decreto publicado el 5 de mayo de ese mismo año en el Boletín Oficial del Estado con la rúbrica del dictador Francisco Franco y del ministro de Educación Nacional José Ibáñez Martín, que sostenía que «Todos los castillos de España, cualquiera que sea su estado de ruina, quedan bajo la protección del Estado». En la actualidad contaría con el estatus de Bien de Interés Cultural.
El cerro de Alarcos constituye en la actualidad uno de los conjuntos arqueológicos más espectaculares de Castilla-La Mancha, por su extensión y por la importancia de sus restos ibéricos y medievales. Además, forma parte del Parque Arqueológico de Alarcos-Calatrava.
El castillo se encuentra en lo más alto, construido sobre una plataforma artificial. Su planta es rectangular y tiene nueve torres, siete cuadradas y dos pentagonales en proa. Fue ocupado por íberos, romanos y árabes.
En 1195 se dio aquí una gran batalla, la Batalla de Alarcos contra los almohades, en la que Alfonso VIII tuvo que huir herido en una pierna. Tras la contienda, Alarcos y su entorno quedaron en poder almohade, lo que retrasó la Reconquista varios decenios.
Esta Batalla tuvo lugar en la llanura que hoy se extiende entre Alarcos y Poblete.
“Los árabes se despliegan para perdición del pueblo cristiano. Una innumerable multitud de flechas sacadas de los carcajes de los arcos, vuela por los aires y enviadas hacia lo incierto, con golpe certero hieren a los cristianos”. (Crónica Latina de los Reyes de Castilla).
Los trabajos arqueológicos, han permitido recuperar una parte importante de los restos de aquella batalla, que constituyen un conjunto único en Europa.
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